Romance de Curro El Palmo
La vida y la muerte
bordada en la boca
tenía Merceditas
la del guardarropa.
La del guardarropa
del tablado del andquot;Lacioandquot;,
un gitano falso
ex-bufón de palacio.
Alcahuete noble
que al oir los tiros
recogió sus capas
y se pegó el piro.
Se acabó el jaleo
y el racionamiento
le llenó el bolsillo
y montó este invento
en donde andquot;El Palmoandquot;
lloró cantando...
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad...
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.
Mil veces le pide...
Y mil veces que andquot;nonesandquot;
de compartir suenos
cama y macarrones.
Le dice burlona...
andquot;Carita gitana,
cómo hacer buen vino
de una cepa enanaandquot;.
Y Curro se muerde
los labios y calla,
pues no hizo la mili
por no dar la talla.
Y quien calla otorga,
como dice el dicho,
y Curro se muere
por ese mal bicho.
Ay! Quién fuese abrigo
para andar contigo.
Ay, mi amor...
Buscando el olvido
se dió a la bebida,
al mus, las quinielas...
y en horas perdidas
se leyó enterito
a Don Marcial Lafuente
por no ir tras su paso
como un penitente.
Y una noche mientras
palmeaba farrucas
se escapó Mercedes
con un andquot;curapupasandquot;
de clínica propia
y Rolls de contrabando
y entre palma y palma
Curro fue palmando
entre cantares
por soleares.
Ay, mi amor...
Quizás fue la pena
o falta de hierro...
El caso es que un día
nos tocó ir de entierro.
Pésames y flores
y una lagrimita
que dejó ir la Patro
al cerrar la cajita.
A mano derecha
según se va al cielo
vereis un tablao
que montó Frascuelo
en donde por las noches
pa' las buenas almas
el Currito andquot;El Palmoandquot;
sigue dando palmas.
Y canta sus males
por andquot;celestialesandquot;.
Ay, mi amor...