La banda de los Porretas tiene su origen en el madrileño barrio obrero de Hortaleza cuando, allá por 1985, Roberto Mira Robe y su primo Juan Carlos Díaz Pajarillo, se cuelgan la guitarra y el bajo respectivamente, además de cantar ambos. Más tarde se completaría la formación con José M. Cobela Bode, a la guitarra, y Luis Barrios a la batería.
Compartiendo su devoción por el heavy y el punk, la banda se afianza ganando un concurso de rock en su barrio, para telonear poco después, ante una gran expectación, a Esturión en 1990. En 1991 se meten por primera vez en estudio, producidos por Mariano García, para editar su obra primigenia, Que Se Vayan a Hacer Puñetas, de la mano de Barrabás. El álbum se deja notar por los medios especializados, gracias a temas como No Al Servicio Militar, Ahora Lo Llevamos Bien o el propio Que se Vayan a Hacer
Puñetas. Con su rock urbano cervecero, mezcla de cachondeo y reivindicación, el grupo empieza a darse a conocer por todo el estado, lo que posibilita en 1992 la grabación de Si Nos Dejais, que a pesar de contar con medios escasos, continúa la línea ascendente del grupo gracias a canciones como La Tía María, ¡Aijo! O el tema que da título al disco.
Sus directos atraen a un buen puñado de seguidores y ello es observado por una multinacional, RCA, que les abre las puertas para la grabación de su tercer disco, Ultima Generación, en 1993. Los problemas no tardan en aparecer cuando la compañía, incapaz de gestionar grupos de este estilo, ignora cualquier tipo de acción destinada a la promoción de un disco cargado de grandes canciones. Aún así, en 1995 editan No Tenemos Solución con la misma multinacional. Bajo la producción de Rosendo, que colabora en El Abuelo Fue Picaor, la banda sigue su camino, olvidados por su compañía, pero ganando poco a poco una importante reputación gracias a sus directos cargados de complicidad con un público joven que se identifica totalmente con la banda.
Hartos de la situación, consiguen la carta de libertad de RCA, y, tras acertadamente versionear Borrachuzos en el álbum homenaje a Rosendo, entran de nuevo en estudio en 1997 para grabar lo que será su quinto trabajo, Baladas Pa Un Sordo. Este disco, editado bajo el sello de Edel Music, supone un punto de inflexión en la carrera del grupo. Con un póker de colaboraciones de lujo (Rosendo, Julián de Siniestro, Fernando de Reincidentes y Raimundo Amador) y un puñado de buenas canciones como Hortaleza, Haciendo el Ganso (dedicada a su anterior compañía), Si Lo Se Me Meo y la que pronto se convertiría en su canción-himno, Marihuana, permiten dar al grupo el empujón definitivo que les consolida entre las grandes bandas de rock del estado, tocando de un lado a otro y participando en los más importantes festivales. Rocanrol, su sexto disco, supone una continuación, un año después, al trabajo anterior.
Entre concierto y concierto, Porretas cierra su relación con Edel con Clásicos, un original disco donde la banda hace homenaje a buena parte de los grupos nacionales que años atrás escucharan. Versioneando a bandas tan dispares como Tequila o Obús, o La Polla o Moris, el grupo consigue plasmar a la perfección su particular estilo, el rock urbano al que siempre han sido fieles, dotando al álbum de un carisma especial. Su octavo disco, Hortaleza, todo un homenaje a su barrio natal, se edita en el 2002, de nuevo de la mano de otra multinacional, Universal, pero con unos planteamientos muy distintos a su época en RCA. El álbum sigue planteando los esquemas de siempre y el grupo continúa incombustible una carrera donde el directo supone una pieza clave en su ya dilatada trayectoria.
|