Un día Zapata los llama
a conferenciar al frente.
Todos juntos, en Iguala,
deben hacerse presentes.
Y cuando hablen han de ser
razonables y prudentes.
Como un río caudaloso
que acelera su corriente
la tropa marcha de prisa,
ya desciende la pendiente;
la va guiando la alborada
que asoma por el oriente.
- . -
Toda Iguala está de fiesta,
canta alegre el campanario;
mientras en los tamarindos
suspenso está el sol de mayo,
con voz serena a Zapata
esto le dice Salgado:
-- Señor general Zapata:
esta tropa que aquí mira,
nunca al peligro le teme,
el nombre de usted la anima;
y en los combates, cada hombre,
por cuatro se multiplica.
La tropa y mis generales
su nombre y valor admiran,
y por seguir su palabra
de sus hogares se olvidan;
hoy vienen a saludarlo,
por conocerlo deliran.
(Habla el general Pantalones)
Aunque soy chaparrito,
me llamo Ciriaco Gómez,
pero el pueblo me ha cambiado
el nombre de mis mayores,
y hoy todo mundo me llama
el general Pantalones.
Traigo en mi apodo la fama
como el Tejón Solitario,
no le temo a la Huesuda
aunque me enseñe el rosario,
ni a las velas encendidas
ni al rezo del novenario.
(Habla el general Emiliano Zapata)
-- Ya conocen mi bandera
muy sencillo es mi programa;
el campesino reclama;
desde un principio esta ha sido,
compañeros, mi proclama.
Ayudamos a Madero
a derrocar al tirano,
ya estando en el candelero
no quiso darnos la mano,
hasta que El Chacal su cuero
puso en venta muy ufano.
- . -
Y después del Cuartelazo
llega a la silla Carranza,
le tiende el pueblo su brazo,
en él pone su confianza;
aunque sea muy poco al paso
la Revolución avanza.
Más que Zapata, señores,
será la Revolución
la que premie sus valores
y les dé su galardón,
por ella pido que un brindis
hagamos esta ocasión.
Que estos tamarindos guarden
en su follaje mi voz,
que sean fieles testigos,
lo mismo que el padre sol,
de todo lo que se ha dicho
bajo su dulce frescor.
¡Viva Iguala, compañeros,
cuna de nuestra Bandera;
si los viejos insurgentes
murieron ayer por ella,
nosotros daremos hoy
nuestra vida por la tierra!