Y la bola iba creciendo.
Con ellos iban las manos
de sus recias compañeras;
con ellos y con el ánimo.
Mas no todas, sin embargo.
Algunas se iban quedando.
Ellos las llamaban huachas.
Eran viejas carrancistas,
que se sentían muy muchachas
despreciando a zapatistas.
Ellas se fueron quedando.
Y solitas se quedaron.
- . -
Enemigos de mi causa
federales de ocasión
las mujeres se hacen huachas
suspiran por un pelón.
Si porque tienen la plata
a buen precio dan su amor
diciendo muera Zapata
viva el Gobierno Mejor.
Nosotros no por desgracia
les damos sólo un tostón, o
nos hacen menos, ingratas
a ellos dan su corazón.
Alguna que no sea huacha
ha de brindarme su amor
si dice viva Zapata,
viva Zapata diré yo.
Mujeres que en dulce calma
caricias da al Federal
que riega con sangre humana
nuestra Patria la natal.
Sin duda no tienen alma
si la tierra es muy fatal
y no les conmueve el llanto
de familias sin hogar.
Si algún paisano por chanza
declaraba amor legal
contestaban que esperanza
zapatistas no he de amar.
Yo soy de la aristocracia
mi adorado es militar
el pueblo me llama huacha
huertista y no 'liberal'.
Que vivan las nuevas huachas
las novias del escuadrón
de los que se dieron de alta
contra la Revolución.
Que ya les provocan basca
huarache, tilma y calzón
y no les causan lo mismo
el maicito y el frijol.
Mas para que a mí me quieran
voy a vestir munición
pantalón y cartuchera
caballo y mi remitón.
Entonces viejas tres piedras
con mi cuaco seré pelón
y me darán sin espera
lo que pida la ocasión.
Temprano tendré mi sueldo
con mi huacha saldré veloz
a cualquier tienda ligeros
a echarnos una de dos
aunque ella tenga los piojos
flaca, flaca y yo pelón.
Yo viejo con grandes cuernos
con mi huacha, feliz unión.